La
senda del Piñón y la Resina atraviesa Tierra de Pinares, en la zona sur de
Valladolid.
La
Tejada de Tosande nos dejó buen sabor de boca y la entrada del invierno con el
cambio de hora incluido hace que nuestros días sean más cortos.
¿Tostón
o lechazo? Igual nos da que nos da lo mismo.
Partimos
de la localidad de Bocigas a eso de las 11 a.m. (hoy no hacía falta madrugar mucho). Ruta
corta y de fácil recorrido.
Desde
Bocigas y tomando como referencia un panel interpretativo cogimos dirección a
la Ermita de San Pelayo, aunque no llegamos hasta ella, pues decidimos tomar el
camino recto del pinar.
Cruzamos el arroyo Torcas, hoy
seco, y un poco más adelante vimos las ruinas de una antigua casa forestal. El pinar de Mohago es extenso, un
pinar denso, de altos árboles, sombrío, pero el día clareaba y la marcha se
hacía amena charlando y contándonos las historias ocurridas durante la semana.
Casi sin darnos cuenta nos
plantamos en el puente del río Adaja. ¿Y ahora qué? Sin mapa, sin brújula, sin
conocer el terreno ni la senda…era de suponer. Alrededor de media hora dando
vueltas por este entorno hasta que localizamos de nuevo la senda. La falta de
señalización nos despistó pero eso sirvió para estar un buen rato riéndonos,
bajando por los repechos esperando ver caerse a alguno de nosotros…
Por
fin localizamos de nuevo la senda y tras unos cuantos kilómetros más llegamos
al pinar de la Cabaña. A lo lejos, la Zarza. A las 3 nuestro “tostón” asado.
Decidimos darnos la vuelta para llegar a tiempo, preparar la mesa, tomar un
bueno vino y degustar, eso si nos va…
La
tarde amena, tranquila, apacible… al calor de una buena chimenea. ¡Qué bien nos
cuidáis!